Un equipo de investigadores halló una alteración genética en una especie de mosquito transmisor de malaria que le confiere resistencia al insecticida más usado, según un estudio publicado en la revista especializada ‘Science Translational Medicine’.
La
investigación de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, ciudad de
Inglaterra, que combina la secuenciación genética con estudios de campo sobre
la alimentación de mosquitos, subraya la necesidad de desarrollar nuevos
insecticidas para mosquiteras o toldillos, una piedra angular de los esfuerzos
de control de la malaria.
Las mosquiteras son dispositivos que evitan que los mosquitos se alimenten de
humanos durante la noche y, a menudo, están recubiertos con insecticidas, como
los piretroides, para mejorar su efectividad. Se les ha acreditado más del
70 % de la disminución de las muertes por malaria en los últimos 15 años, y un
estudio estima que han ayudado a evitar más de 663 millones de casos de esta
enfermedad.
“Según
un estudio, el Anopheles funestus desarrolló resistencia a los
químicos usados en mosquiteros.”
Sin embargo, los mosquitos se han vuelto cada vez más resistentes a varios de
los insecticidas más comunes, un desarrollo que representa una gran amenaza
para los esfuerzos actuales de control de esa enfermedad letal.
Además, los intentos de evaluar o rastrear el impacto de la resistencia a los
insecticidas se han visto obstaculizados por la falta de información sobre
los genes que impulsan los mecanismos de resistencia.
En
este estudio, el autor principal, Gareth Weedall, y sus colegas se propusieron
identificar los factores genéticos de la resistencia a los piretroides en el
mosquito Anopheles funestus, uno de los principales insectos vectores de
la malaria en África.
Usando una combinación de técnicas de secuenciación, identificaron un solo
alelomorfo en el gen ‘CYP6P9a’ que aumentó su actividad y promovió la
resistencia a los piretroides.
Posteriormente, utilizaron una prueba de campo basada en el ADN que detecta la
presencia de este alelo, y descubrieron que era común entre el mosquito
Anopheles funestus del sur de África, aunque no estaba presente en los de
África central y occidental.
Además, un estudio de campo en Camerún reveló que los mosquitos que portan
el alelo de resistencia podían alimentarse mejor de voluntarios que dormían en
chozas con mosquiteros revestidos con piretroides.
“Los mosquitos se han vuelto cada vez más resistentes a varios de los insecticidas, un desarrollo que representa una gran amenaza para los esfuerzos actuales de control de esa enfermedad letal”
Los
autores apuntaron que sus hallazgos representan el primer diagnóstico molecular
para la resistencia metabólica del mosquito, 20 años después de que los
científicos identificasen una causa importante de resistencia a los
insecticidas.
Según Weedall, este descubrimiento «puede ayudar a los esfuerzos para
comprender mejor cómo se está propagando la resistencia metabólica en todo el
continente africano».