“El dinero de poderosos inversionistas está pasando de los bolsillos y cuentas bancarias a las paredes de residencias, casas de subasta, bancos y hasta a la calle. Así va el negocio del arte en Colombia.”
El negocio del arte en Colombia pinta cada día mejor. Desde las bóvedas y exhibiciones del Banco de la República, pasando por bancos e instituciones financieras, galerías que se vuelven multilatinas y artistas como Fernando Botero que son marcas multinacionales, el arte colombiano pasa por uno de sus mejores momentos.
Este crecimiento del mercado local va de la mano con el volumen de transacciones en el resto del mundo, que ha registrado cifras récord desde la posguerra. En 2018 se vendieron 538.000 obras, cifra máxima desde 1945. En solo subastas de arte las ventas alcanzaron el año pasado US$15.480 millones.
Así mismo, el mercado chino de compra y venta de arte es uno de los grandes dinamizadores, y ahora ocupa el segundo lugar después de Estados Unidos.
Algunos conocedores del arte ven al maestro Fernando Botero como una auténtica multinacional, pues tiene oficina en varias de las grandes ciudades del mundo.
Muchas cosas buenas están sucediendo. Las galerías ofrecen el primer punto de contacto de los artistas con el mercado y una de las más importantes del país es La Cometa.
Los conocedores del arte explican en primer lugar que este negocio no funciona como una ciencia exacta, aunque Artprice utilice inteligencia artificial y big data para evaluar las obras y saber quién puede tener éxito en el futuro. Aparte de esa ‘anomalía‘, el campo tiene mucho de olfato e instinto, pero también conocimiento de las tendencias y artistas emergentes. “Hay una conexión especial que no identifico bien, a esto se une el conocimiento, la experiencia y la confianza”, cuenta Jaramillo.
La galería ha evolucionado tanto en este segmento del negocio que ofrece desde hace un tiempo facilidades a los coleccionistas. Algunos de ellos llenaron las paredes de sus casas mediante los créditos que les otorgó la firma. Si una persona compra una obra y en unos años quiere venderla, en 95% de los casos La Cometa paga un mayor valor gracias a que el artista se ha valorizado. También puede pasar que uno de ellos caiga en desgracia, por eso hay que apostar a varios nombres y diversificar el portafolio.
Al seguir estos consejos de expertos puede haber resultados positivos. Según Julia Villamil, dealer o intermediaria en Colombia, un cuadro puede dejar una rentabilidad de 7% u 8% anual, muy por encima de la inflación de los últimos años. “Siempre y cuando escoja bien al artista e invierta a largo plazo”, cuenta. Es algo similar a una acción bursátil.
También dinamiza esta actividad en Colombia la colección del Banco de la República, que ya completa 6.000 piezas y se ha vuelto un referente internacional con museos como el Botero y el del Oro. Esta colección arrancó en 1957 con 3 obras, una de ellas del propio Botero. “Acá en Colombia se dice que nadie lee y nadie va a museos y eso no es cierto; el año pasado vinieron a nuestras salas de Bogotá 1,7 millones de personas, unas 100.000 más frente a lo registrado en 2017”, explicó Laura Zarta, curadora en jefe del Banco de la República.
Sin embargo, en el contexto nacional seguimos lejos en demanda de cultura y arte frente a otros países cuyo dinamismo es muy superior en este tipo de actividades. Según la encuesta de consumo cultural del Dane, 55% de las personas consultadas no les gusta o no tienen interés en ir a galerías de arte o salas de exposiciones. En el caso de los museos, el desinterés es de 42%.
“El sistema de educación colombiano considera el arte como un recreo o una terapia, la tienen como ‘costura’, cuando debería ser tan importante como las matemáticas”, dijo Antonio Caro